Entrando en Oregon.

Entrando en Oregon.



La noche estuvo complicada, la búsqueda y caza de una araña de patas largas nos mantuvo ocupados mÔs de lo que pensÔbamos, pero finalmente acabamos con ella y pudimos tener un rico sueñecito.

El desayuno acababa a las nueve y media, y como nos despertamos un poco mÔs tarde, no conseguimos llegar a tiempo, así que iniciamos la ruta al norte de nuevo, ya encontraríamos mÔs adelante algún lugar para comer.


Hook'D Cafe

Llegados a Port Orford, y justo casi a la entrada del pueblo encontramos un lugar llamado Hook’D Cafe, en donde una camarera totalmente acelerada y de risa bien curiosa nos alegró el dĆ­a. La buena mujer era risas y buen karma para todos los clientes. 

El menú, sencillo, zumo de naranja, té o café; luego huevos con patatas caseras y jamón asado para mí y un sandwich Conde de Montecristo para Marcela. La comida, nada del otro mundo, pero las risas y el ambiente son suficientes como para dedicarle una parada a este lugar.

A desayunar tocan! Huevos con jamón asado y patatas y Sandwich Conde de Montecristo.

En el mismo pueblo de Port Orford fuimos a la oficina de turismo para que nos dieran información sobre la costa de Oregón. Allí conseguimos unos cuantos panfletos y un par de direcciones. La primera era visitar la propia playa de Port Orford que se encontraba justo debajo de la susodicha oficina.

Llegados a la playa hicimos un poquito el cabra subiƩndonos a uno de las enormes rocas que se encuentran en la orilla de Ʃsta. El viento soplaba fuerte, lo cual hizo mƔs complicada la subida. Desde lo alto pudimos disfrutar de fantƔsticas vistas, el problema estuvo en la bajada de la roca. Afortunadamente llegamos sanos y salvos hasta abajo.


Rocas en Port Orford.

Playa de Port Orford.

La siguiente parada fue en Cape Blanco, un maravilloso faro el cual se encuentra a casi diez kilómetros de la carretera 101. Llegados al faro la fuerza del viento se intensifico todavía mÔs, y eso que según nos contaron, era un día de viento ligero.


En el faro de Cabo Blanco, con mucho viento.


Justo cuando entrƔbamos en el faro, empezaba un tour guiado. Una amable voluntaria nos explico sobre el funcionamiento del faro y lo dura que era la vida allƭ en el siglo XIX. Incluso hoy, aguantar dƭa si, y dƭa tambiƩn, esos vientos casi huracanados, es mƔs que encomiable.


Escaleras de subida al faro.


Para llegar a lo alto del faro tuvimos que subir una estrechas escaleras de caracol, y el último tramo eran unos escalones casi verticales. Arriba del todo otro voluntario vestido con el típico uniforme de farero de la época, continuó con las explicaciones de las instalaciones.


Con uno de los voluntarios que gratuitamente sirven de guĆ­as en muchos State Parks.

Vistas de la costa al norte del faro.

MÔs al norte y llegando a Bandon tomamos la ruta por Beach Loop Drive, la cual nos permitió acceder a varios State Parks, destacando sobre todo Coquille Point y Face Rock entre todos ellos. La visita puede durar desde los cinco minutos para salir del coche y tomar la foto, y pasarme medio día en cada uno de ellos recorriendo los senderos que nos ofrecen.


State Parks en Bandon.

Vistas desde el Beach Loop Drive.

Tras Bandon intentamos buscar el siguiente faro en Cape Arago, pero el acceso estaba cerrado, asƭ que tuvimos que conformarnos con llegar al propio cabo, el lo alto del cual paramos para otro rƔpido picnic. Y esta vez si que fue rƔpido, pues el fuerte viento no hacƭa mas que volarnos todas las viandas.


Picnic en Cabo Arago.

La siguiente parada iban a ser las Dunas de Oregon, pero como ya se estaba haciendo tarde para poder verlas tranquilamente y estƔbamos un poco cansado, decidimos seguir hasta Florence en donde pensƔbamos pasar la noche.

Nos habƭan hablado muy bien de Florence, y el pueblo esta mono, pero quizƔs tuviƩramos demasiadas expectativas.

No conseguimos encontrar nada en Florence, pero tuvimos la suerte de ver una buena oferta en el cercano Yachats, en el Adobe Resort. El hotel esta fantƔstico, justo a la orilla de la costa y llegamos justo antes del anochecer, asƭ que pudimos disfrutar de un reparador baƱo en la piscina y una ducha rƔpida antes de cenar en el propio restaurante del hotel.


Vistas desde la habitación del Adobe Resort en Yachats.

La principal atracción del restaurante es que puedes cenar viendo la puesta de sol. La cena fue normal, quizÔs esperÔbamos mÔs, pero tampoco eso quiere decir que estuviera mala.


Ensalada de entrante.

Scallops (vieiras) con arroz.

Pez espada con arroz y vegetales.

Marcela tomo un plato de scallops (vieiras) con arroz y yo unos de pez espada con arroz y vegetales. Los platos estaban bastante decentes, aunque quizƔs les faltaran un puntito para llegar a estar brillantes.





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