Focas, Faros y Dunas.


Focas, Faros y Dunas.

Esta maƱana nos la tomamos bien tranquilos. Aprovechamos que el hotel tenĆ­a piscina cubierta para darnos unos largos a primera hora. Este fin de semana es el del cuatro de Julio, y se ve mucha gente viajando. La tarde anterior la piscina estaba llena y no pudimos disfrutarla. Por la maƱana temprano estuvimos casi solos y Marcela pudo aprovechar para continuar con sus clases de nataciĆ³n.


Entrada del Adobe Resort.

Antes de empezar las visitas hicimos una parada para desayunar. Las opciones eran desayunar en Yachats o en Florence, pero como habĆ­a varios lugares que visitar entremedio, preferimos tomar algo lo antes posible.

Elegimos Green Salmon Cafe, un cafĆ© en la carretera 101, en lo que se podrĆ­a considerar el downtown del pueblo. El cafĆ© en cuestiĆ³n estaba lleno de gente, asĆ­ que tuvimos suficiente tiempo de mirar el menĆŗ con tranquilidad antes de pedir nuestra orden.


Green Salmon Cafe.

¿ChampiƱones?

La selecciĆ³n de diversos tipos de cafĆ©, tĆ©, infusiones y demĆ”s era bastante curiosa. Yo me decantĆ© por un Bolognese Chocolate, el cual esta basado en una receta italiana de cerca del 1600 y esta compuesto por: chocolate, zumo reciĆ©n exprimido de naranja, vainilla y canela; a todo eso se le aƱade un poco de nata montada para redondear. Marcela tomĆ³ un chocolate con lavanda y romero, tambiĆ©n con nata montada, y con un excelente aroma.

De comer tomamos una quesadilla vegetal, hecha con harina de espinacas, desafortunadamente tambiƩn tenƭa harina de trigo, asƭ que no pude probarla. Yo comƭ un Sunshine Sandwich con pan gluten free, tortilla de queso y champiƱones con tomate y lechuga.


El desayuno esta servido.

La comida estaba muy sabrosa, y con muy buenas porciones. Marcela no pudo acabar con toda la quesadilla y la ensalada con pasas y nueces que la pusieron, y mi sandwich era un poco mƔs chico debido a que el pan gluten free es de menor tamaƱo, pues originalmente el sandwich se sirve con un baggel.

El local es bien curioso, su decoraciĆ³n con champiƱones medio alucinĆ³genos, tiestos dentro de cafeteras y un ambiente muy alternativo, todo bien orgĆ”nico.


¿MĆ”s cafĆ©?

Tras el tente-en-pie, empezamos de verdad nuestra ruta del dƭa. Primera parada, la Cueva de los Leones Marinos (Sea Lions Cave), la cual es anunciada como la cueva marina mƔs grande de Estados Unidos.

La entrada se encuentra en lo alto de un acantilado, y desde allĆ­ se puede acceder a una vista exterior a la base del acantilado, en donde buena cantidad de leones marinos pueden verse en sus quehaceres diarios, es decir, dormir y tomar el sol. 


Entrada de las Cuevas de los Leones Marinos.

A no ser que se disponga de buenos prismĆ”ticos, cĆ”mara con zoom potente o te quieras gastar 25 centavos en los lentes sitos en el lugar, los leones marinos se van a ver un poco pequeƱitos. Desde luego no encontramos ni el nĆŗmero, ni los vimos tan de cerca como en Big Sur en California.


LeĆ³n marino con varios cormoranes.

Vistas desde el mirador de las Cuevas de los Leones Marinos. SeƱalando, ¿QuĆ©?

El ascensor de bajada a la cueva marina desciende del orden de casi 300 metros hasta llegar a la base del acantilado en donde se encuentra Ć©sta. Dentro pudimos ver otra decena de leones marinos descansando en varias piedras y en diversas posiciones.


La Cueva.

La cueva es bastante amplia, y desde luego seria un lugar impresionante si el nĆŗmero de animales para ver fuera mayor que simplemente diez o doce. Por cierto, el olor es algo bastante llamativo, una mezcla de mar, algas y excrementos de animales marinos, simplemente, no es el mejor lugar para una barbacoa de fin de semana.

El tercer punto de interĆ©s se encuentra subiendo tres niveles de escalones, hay un apertura en la cueva desde la cual se puede divisar el faro de Heceta, el cual presume de ser el faro mĆ”s fotografiado del mundo, y ciertamente su ubicaciĆ³n justifica este postulado. De seguro es un faro que todo el mundo ha visto en alguna foto o postal.


Vistas del Faro Heceta desde la Cueva.

Un Ćŗltimo detalle, la entrada a las cuevas es de $14 por persona. Y para terminar, a pesar de ser primeros de Julio, el viento y frĆ­o es norma comĆŗn en esta zona, asĆ­ que es mĆ”s que recomendable venir provisto de un suĆ©ter de abrigo para combatir los elementos.


Vistas del Faro Heceta desde la carretera 101.

El faro en su mano.

Acabada la visita a las cuevas y como el dĆ­a estaba empezando a abrirse, volvimos un par de kilĆ³metros hacia atrĆ”s para visitar el famoso Faro de Heceta. 

Por la maƱana cuando habƭamos pasado, la niebla todavƭa cubrƭa buena parte del faro y de la pequeƱa playa sita debajo del acantilado donde este se encuentra. Pero a estas horas de mediodƭa el sol empezaba a romper la niebla y se podƭa disfrutar de una maravillosa vista del faro.


Vistas del faro desde la playa.

Caminando por la playa.

No pudimos encontrar acceso al faro para visitarlo. Hay una carretera privada que da acceso a la antigua vivienda del farero, hoy convertida en Bed and Breakfast.

Las mejores tomas del faro se encuentran en la 101, una vez pasado el puente y el tĆŗnel hacia el sur. En la subida del siguiente acantilado podemos disfrutar de un perfecto encuadre del faro, la casa y el acantilado.


Salvando obstƔculos sea como sea.

Una de las cuevas en el acantilado.

Desde la playa sita debajo del faro, es problemƔtico tener una buena vista, pues los Ɣrboles bloquean buena parte de Ʃste. Eso sƭ, una paseo por la playa es recomendable. En el acantilado podremos encontrar varias cuevas y siempre es divertido atravesar los pequeƱos riachuelos que desembocan en la playa para poder encontrar la foto perfecta.


Puente sobre al playa.

Nuestro Ćŗltimo destino del dĆ­a eran las dunas de OregĆ³n. EstĆ”n se extienden varios kilĆ³metros al sur de Florence, asĆ­ que hay varios puntos donde se pueden visitar.

El primer recorrido nos llevĆ³ a lo alto de una de esas dunas, la cual, hay que decirlo, nos costĆ³ un buen esfuerzo de poder subirla. Desde luego las botas de hiking en la arena no funcionan muy bien. Al otro lado de la duna se encontraba una playa y el ocĆ©ano. Una bonita vista, pero nada como para perder el sueƱo.


Subiendo la duna.

La idea era intentar poder alquilar una de esos ATV de cuatro ruedas para conducir por las dunas. Dentro del parque no hay ningĆŗn servicio de alquiler, asĆ­ que tuvimos que salir hasta la carretera 101, en donde se pueden encontrar todo tipo de visitas guiadas y alquiler de diversos vehĆ­culos para acceder a las dunas.


Mientras esparabamos por el tour por las dunas, montamos en unas barcas de choques.

Los ATV estaban del orden de $50 por una hora, $150 si querĆ­as hacerte con un buggy. el problema es que el escenario era Ć©ste: alquĆ­lalo, condĆŗcelo por las dunas por donde Dios te dio a entender, sin ningĆŗn tipo de guĆ­a o direcciĆ³n. AdemĆ”s ninguno de los dos habĆ­amos montado un chisme de esos antes. En definitiva, y para no complicar el resto del viaje, que apenas estĆ”bamos empezando, tomamos un tour guiado en un super-gigante-buggy.

El vehĆ­culo en cuestiĆ³n es un buggy mutante, en el cual caben del orden 20 personas, completamente abierto. TambiĆ©n hay otras opciones en buggies mĆ”s pequeƱos para 3 a 8 personas, pero el coste sube y no habĆ­a disponibles para esa tarde.


Super-gigante-mutante buggy.

El tour en super-buggy por las dunas sale del orden de $16 por persona, y dura alrededor de una hora. El lugar de salida esta muy prĆ³ximo a una de las entradas del parque, asĆ­ que en apenas cinco minutos ya estĆ”bamos en las dunas.

El recorrido es muy interesante, y desde luego jamƔs que hubiƩramos podido encontrar nosotros todos esos lugares por nosotros mismos en un ATV.


Llegando al ocƩano. Durante el recorrido nos cruzamos con gran cantidad de ATV, motos y otros vehƭculos adaptados para circular por arena.

Debido al tamaƱo del buggy, y a que pueden viajar niƱos pequeƱos, Ʃste se mueve mƔs o menos despacio, eso si, los botes no te los quita nadie. Hay un par de momentos para soltar adrenalina bajando alguna que otra duna, pero el resto es una paseo tranquilo, pero con muchos botes.

El tour te lleva hasta el ocĆ©ano, circulando un buen rato por la playa, la cual segĆŗn nos contaron era el camino que se usaba antiguamente antes de la construcciĆ³n de la carretera, pues la ruta por el interior era mucho mĆ”s problemĆ”tica.

Otros puntos interesantes fueron varias pequeƱas lagunas escondidas entre las dunas, asƭ como los llamados islas de arboles (Tree Islands), de las cuales se pueden encontrar hasta cinco, y que sirven como referencia para los que se pierden con ATV o cualquier otro vehƭculo.


Uno de los pequeƱos lagos ocultos entre las dunas.

Durante todo el recorrido, el conductor estuvo informĆ”ndonos de diversos puntos de intereses en las dunas, asĆ­ como del hecho de que estas corren peligro de desaparecer. 

Hace mĆ”s de cien aƱos y con la intenciĆ³n de parar el crecimiento de las dunas hasta los rĆ­os prĆ³ximos, se plantĆ³ buena cantidad del llamado European Beach Grass, el cual permitiĆ³ controlar la arena de las dunas. 

El problema es que ahora no hay manera de controlar estos arbustos, que al ritmo que van pueden acabar con las dunas en unos ciento cincuenta aƱos.

Un importante detalle a tener en cuenta es ir provisto de buen abrigo en el tour. Debido a los vientos que azotan las dunas, y que estos suelen ser vientos del Pacifico, el viaje se puede hacer de lo mƔs fresco si no vamos convenientemente abrigados.

Acabados los botes, tocaba tiempo de volver a Yachats. Como el plan era regresar para nuestras visitas, reservamos otra habitaciĆ³n en el Adobe Resort, pues era la mejor opciĆ³n debido a la alta ocupaciĆ³n por las fiestas del cuatro de Julio.


Drift Inn Cafe.

Estuvimos indecisos con la cena entre el Ona Restaurant y el Drift Inn Cafe. El primero parecƭa mƔs en el tema pescado y mariscos, el segundo era mƔs cocina americana.

Finalmente fuimos al Drift Inn, y fue una decisiĆ³n excelente. El lugar estaba abarrotado, lo cual dice mucho de Ć©l. La decoraciĆ³n era bien curiosa, con paraguas abiertos y colgados del techo, y una pequeƱa terraza con jardĆ­n y calentadores en la parte trasera. 

Debido al frĆ­o que habĆ­amos pasado durante todo el dĆ­a, lo mĆ”s seguro era comer dentro, ademĆ”s habĆ­a mĆŗsica en vivo, bueno, habĆ­a un seƱor de pelo blanco y larga barba tocando la guitarra y cantando, pero no cabe duda que eso creaba ambiente.


DecoraciĆ³n del Drift Inn Cafe.

Como parece ser la norma habitual en el pueblo, el restaurante esta muy orientado tambiĆ©n a los productos orgĆ”nicos y alternativos, asĆ­ que con gran satisfacciĆ³n por mi parte pude encontrar pan gluten free para hamburguesas, pizza gluten free y cerveza gluten free, Omission, una de las mejores cervezas gluten free que he encontrado aquĆ­.


Pizza gluten free.

La decisiĆ³n entre la hamburguesa con pan y la pizza estuvo complicada, pero como no tenĆ­amos demasiada hambre, al final compartimos una pizza gluten free con salchichas y champiƱones. 

Otro punto a favor de la pizza es que estaban cocinadas al horno de leƱa, y pudimos comprobar que la masa la hacen en el propio restaurante, pues en la mayorƭa de los casos la base de pizza gluten free suele ser prefabricada.

Y con esto dimos fin a un dĆ­a mĆ”s en la costa de OregĆ³n. MaƱana toca seguir al norte, siempre al norte.





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5 Comentarios

  1. Muchas Gracias exprimehistorias. Agradezco tu nominacion y me alegra que sigas el blog. Gracias

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  2. Suerte que encontrasteis bastantes opciones de comida sin gluten.
    Los paisajes, como siempre, preciosos. Conducir por las dunas debĆ­a de ser bien curioso. Gracias

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  3. El aperitivo previo a la visita a la cueva de los leones me ha decidido a hacer quesadillas para comer a mediodĆ­a. Gracias por recrearnos con tus reportajes.
    Saludos desde Marcosplanet!

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